Uno de los principios fundamentales de la medicina china es que cada persona puede hacerse responsable de su propia salud.
Desde luego, los bebés necesitan que alguien cuide de ellos, lo mismo que las personas gravemente enfermas o los moribundos. Pero a menudo, la mejor forma de cuidar a una persona, incluso en estos casos, es estimunlando los procesos naturales que tienen lugar en su vida. Podemos aplicar esta produnda filosofía a nuestra vida diaria.
Nos equivocamos al pensar que podemos conseguir la curación, contando exclusivamente con ayuda externa. Los mejores médicos y farmacéuticos afirman que el éxito de cualquier tratamiento depende no solo de la pericia del especialista, sino tambien del comportamiento del paciente, incluyendo su voluntad de restablecerse. El papel determinante que cada persona desempeña en el cuidado de su propia salud ha sido una característica central de la medicina china desde sus comienzos.
Esta cultura de la responsabilidad personal incluye el mantenimiento regular de los niveles de energía de cada individuo.
En los extensos territorios de habla china, jóvenes y ancianos comienzan la jornada cuidando de su salud. Los puedes ver por todas partes, en parques y jardines, realizando una impresionante variedad de movimientos diseñados para estimular su energía interna. Son ejercicios que no se parecen en nada a la actividad agotadora que suele asociarse con los ejercicios practicados para estar en forma en Occidente.
Los ejercicios curativos y fortificantes del Qi Gong son suaves. Se practican lenta y apaciblemente. Algunos no implican movimiento alguno. Sólo es cuestión de mantener una determinada postura, haciendo como mucho ligeros ajustes, como por ejemplo, alzar o bajar los dedos del pie mientras se permanece inmóvil.
Aparentemente, esta especie de trabajo interno es casi lo contrario del ejercicio. Sin embargo, es a través de estos métodos engañosamente sencillos, como muchas generaciones han aprendido a cuidar de sí mismos y de sus familias en medio de las presiones y tensiones de la vida.
Lam Kam Chuen
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