miércoles, 13 de abril de 2016

La Sabiduría del Corazón


El cerebro se ha considerado el órgano que rige a todos los demás mientras que el corazón se asociaba a un sentimentalismo extraviado que debía someterse a la razón. Pero hoy sabemos que no es solo una bomba mecánica; es un órgano sensible y receptivo, dotado de su propia red neuronal y de su propia inteligencia.

El corazón esta ligado a nuestra identidad más que ningún órgano. Si gesticulamos mientras decimos "yo" o "para mi", no apuntamos con el dedo a la cabeza, sino al corazón. En occidente apuntamos a la cabeza para decir "tengo una idea", pero cuando un tibetano se refiere a su propia mente apunta con el dedo al corazón.

El filósofo Pascal afirmaba que la verdad no solo se conoce a través de la razón sino del corazón, y que "el corazón tiene su razones, que la razón no conoce". Creíamos que las verdades del corazón estaban por debajo de las de la razón y la ciencia. Y ahora nos damos cuenta de algo crucial: la razón sin el corazón es sinrazón. El cerebro no sabe liberarnos del estres, el corazón sí.

Nuestro modo de entender el corazón influye enormemente en cómo nos vemos a nosotros mismos. Si sientes que en tu pecho late una bomba mecánica, tu actitud frente a la vida será distinta de si sientes que tu pecho alberga un órgano receptivo en el que resuena el misterio de la vida.

El corazón es un órgano sorprendente. La ciencia aún no sabe explicar muchos detalles de su desarrollo y de sus funciones. Pero, de algún modo, es el centro de la energía de nuestro cuerpo, como el Sol es el centro de los planetas de nuestro cielo. Y es mucho más.

Jordi Pigem, filósofo de la ciencia y escritor.

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