La energía del cuerpo humano constituye la base de nuestra salud. Cuando esa energía alcanza su nivel más alto, el sistema inmunitario funciona a pleno rendimiento. Si la energia disminuye, nos volvemos vulnerables.
La energía es esencial en la curación. Esta energía puede llegar de muchas maneras, pero en el fondo son nuestras propias reservas de energía las que generan la fuerza interna que nos permite conservar la salud y superar la enfermedad.
La energia es la base de la vida. sin ella moriríamos. todas las células de nuestro cuerpo necesitan energía para vivir. Gracias a ella se mantiene en constante movimiento y se reproducen y se renuevan continuamente. Si aprendemos a aumentar el nivel de energía, podremos utilizarla para confortarnos a nosotros mismos y a los demás, cuando nos lesionemos o estemos enfermos.
La energia que necesita el cuerpo no es un simple combustible. Igual que todas las cosas del Universo, nuestro cuerpo es energia. Los últimos adelantos de la ciencia han puesto de manifiesto que el universo y todo lo que conocemos de él es una gigantesca red de fuerzas energéticas.
A esta misma conclusión llegaron hace siglos los sabios naturistas de la antigua China, a través de la observación concienzuda de su propio cuerpo y de su medio ambiente. Sus investigaciones demostraron que las personas respondían de distinta manera a hechos o entornos similares. Lo que parecía no tener efecto en una persona podía provocar una enfermedad grave en otra. ¿Por qué algunas personas eran capaces de resisitir el frio y la humedad mientras otras sufrían? Puesto que las condiciones externas eran las mismas para todos, era obvio que aquellos cuya salud no se habia visto afectada debian poseer algún don o poder invisible que les permitia permanecer sanos.
Diariamente observamos el mismo fenómeno entre las personas que nos rodean: aún cuando todos los integrantes de un grupo estén expuestos al mismo virus, coman los mismos alimentos contaminados o se encuentran en la misma situación estresante, hay diferencias significativas entre las reacciones individuales de cada persona.
Lo mismo se puede decir de las distintas reacciones que tenemos a los tratamientos médicos. En todos los sistemas médicos, tanto el convencional como en los alternativos, es bien sabido que los individuos responden de distinta manera incluso cuando presentan el mismo diagnóstico y reciben el mismo tratamiento. Pero esta extraordinaria diversidad de la respuesta humana no sorprendió a los sabios naturistas y especialistas en medicina de la antigua y milenaria civilización china.
Lam Kam Chuen
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