La energía puede volver a circular y la información que procede del Todo puede volcarse de nuevo sobre la parte. Mediante su inteligencia innata, el organismo del paciente absorve por las manos del terapeuta la cantidad y la calidad de energía que necesita para "curarse". Las nuevas energías se derraman por las capas del aura que, poco a poco, se van expandiendo y armonizando; las energías luminosas de frecuencia alta disuelven los restos de energía estancada y la energía de reserva se vuelve a reponer, las baterias se recargan, se vuelve a encontrar la movilidad.
La experiencia ha demostrado que en una sesión de reiki las personas tratadas suelen experimentar una gran relajación, una especie de alto en el camino de las funciones fisiológicas y físicas que iban más despacio de lo debido, o, incluso, estaban bloqueadas; la conciencia despierta a una claridad mucho mayor; la negatividad deja sitio a una forma positiva de ver las situaciones; la distancia con respecto a lo que se vivió en el pasado, presente o futuro, da paso al perdón, la aceptación, la confianza.
A veces las personas tratadas afirman que no se habían vuelto a sentir así desde niños. Algunas personas experimentan una gran alegría, es la felicidad inmensa de volver a conectar con la "vida verdadera".
Las personas tratadas, ven imágenes, colores, escenas del pasado, liberan sus emociones y sus traumas; tienen la sensación de que se han reconciliado con su verdad interior, con su verdadera naturaleza, de que han vuelto a encontrar un sentido a su vida, de que han recuperado la posibilidad de dialogar con su alma.
Esto hace que se pueda esperar una sensible mejoría en casos de estados depresivos provocados por el estrés, la muerte de un ser querido, un cambio de situación o problemas de personalidad.
Por lo general, la energía vital que aporta un tratamiento reiki restaura y estimula las funciones del sistema inmunológico; los dolores desaparecen, las recuperaciones son muy rápidas, el cuerpo libera toxinas, se purifica, se regenera; la energía circula por todo el cuerpo provocando a su paso una sensación de calor intenso, reavivando la voluntad y la valentía de vivir y de volver a empezar.
El reiki es especialmente eficaz en caso de dolores, de estrés, de depresiones, de migrañas y de problemas físicos. Por otro lado, ayuda a dominar mejor las enfermedades graves y actúa de forma preventiva. Es un extraordinario complemento de los tratamientos médicos, fisioterapéuticos y psicoterapéuticos.
El jefe médico de una clinica de Aquisgrán (Alemania) hizo el siguiente comentario sobre el trabajo de un maestro de reiki con sus pacientes:
"Las medidas adoptadas tuvieron un importante efecto relajante, se manifestaron como estimulantes en relación con los procesos psicodinámicos de toma de decisiones, ayudaron al paciente a ser consciente de conflictos agravados por los temores y a enfrentarse a ellos, en algunas ocasiones de forma verbal y en otras no".
El reiki actúa sobre la causa inconsciente más que sobre el propio síntoma.
Es un impulso dinámico profundo gracias al cual los seres humanos liberan sus bloqueos y desarrollan nuevas motivaciones.
Si aún así las causas del malestar se mantienen, los síntomas que se habían resuelto por medio de los tratamientos del reiki pueden reaparecer, por eso Hawayo Takata nos dijo: "Profundizad cada día más en las causas y en cada tratamiento notareis una mejoría. Lo más importante es encontrar la causa de la enfermedad", pues entonces te será posible hacer los cambios necesarios en tu vida. Ciertamente, la enfermedad y, en última instancia, la muerte, son manifestaciones de la vida totalmente naturales e inevitables. La muerte es el término de la vida, y la vida es el término de la muerte.
Un día, la gotita de agua acabará evaporándose, subiendo al cielo, constituyendo una nube nueva que caerá sobre la tierra dando vida a una nueva creación.
La partícula divina que hay en cada uno de nosotros volverá un día a la fuente, se fundirá con ella, probablemente antes de individualizarse de nuevo.
Aún más, si estás abierto a esta dimensión mientras sigues con vida en tu cuerpo físico, la muerte se te presenta como una liberación y un renacimiento.
En este sentido, la práctica del Sistema Usui de curación por el reiki puede facilitar enormemente el paso de un mundo a otro.
La curación última no es la física, sino la espiritual. No debes considerar el hecho de caer enfermo físicamente como un fracaso o algo por lo que, casi, te debas sentir culpable.
Por el contrario, la enfermedad suele ser el modo de expresión que utiliza el alma por medio del inconsciente y del cuerpo para expresar un estado de desequilibrio o de urgencia.
Así, el alma, o el "uno mismo" puede hacer al "yo" ser consciente del peligro al que está exponiendo la totalidad del ser (El todo), e incluso, su propia vida.
Por ejemplo, cuando tocamos una llama, tu sistema insconsciente de autodefensa inicia una reacción en cadena: el sistema nervioso activa los músculos que alejan a la mano de la fuente de peligro, al mismo tiempo que la señal de dolor provoca un shock que despierta la conciencia a la realidad presente: "Atención, si acercas el dedo a una llama, corres el riesgo de destruirte. Si quieres sobrevivir, tienes que evitar exponer tu cuerpo al fuego."
Es una oportunidad para aprender a cuidarte como debes.
Así, cuando tienes un dolor de espalda, es tu cuerpo que intenta advertirte del peligro para que movilices los recursos necesarios y resuelvas el problema.En ese momento puedes investigar conscientemente las causas del mal y buscar una solución para no volver a cometer la misma equivocación.
Mediante la fiebre y la tos se eliminan las toxinas, las células muertas, los virus; con ellas se repelen los elementos enemigos procedentes del exterior que amenazan con desestabilizar el organismo. En este caso, un tratamiento reiki estimulará y acelerará el proceso de curación, no lo suprimirá, intensificando momentáneamente los síntomas, en ocasiones, para luego hacerlos desaparecer definitivamente.
De forma general, cualquier enfermedad es la expresión de un desequilibrio interno provocado por uno mismo por falta de comunicación y armonia entre él, o sus partes, y el Todo, siendo el Todo un organismo humano y la Parte uno de los elementos constituyentes de este organismo.
Así asistimos a un enfrentamiento de voluntades entre dos partes del indivíduo: el alma, que quiere llorar su dolor para purificarse, y el ego, que quiere ocultar su derrota. Si el alma no consigue imponer al cuerpo su voluntad, con la colaboración del ego, intentará hacerlo sin éste, (la enfermedad) con el riesgo de liberarse por medio de la muerte.
Los tratamientos reiki, y, quizás, el tratamiento mental de forma más específica, ayudan a restaurar la comunicación entre las distintas partes del ser; así, las voluntades y los motivos ocultos pueden aflorar a la superficie de la conciencia.
(Chinta B. Strübin)
No hay comentarios:
Publicar un comentario